Carlos Alarcón

Carlos Edmundo Alarcón Quevedo.  Bogotá (1979)

 

Es maestro en Artes Visuales de la Pontificia Universidad Javeriana, especializado en Arquitectura Efímera en la Universidad Politécnica de Cataluña. Ha trabajado conjuntamente en producción audiovisual, como docente y en proyectos plásticos desde hace más de una década, poniendo en la pintura un  punto de encuentro para plasmar imágenes difíciles de olvidar, y reubicando posibilidades frente a la lienzo que analizan y confrontan situaciones artísticas, culturales, sociales y políticas.

Carlos Alarcón arma sus obras con un pedazo de existencia, conjugando en tres colores una pregunta por el juego de esta sociedad que se desbarata entre las trincheras del absurdo, de la desaparición, de la mutilación y el olvido.

En el camino plástico que ha propuesto, ven la luz personajes escuetos llenos de movimiento y realidad, procreados desde la repetición y sustentados desde el cuestionamiento de la vida bélica que nos ha hecho “civilizados”. Un trabajo que toma como referente las eternas disputas consanguíneas, el cadalso, la ausencia de nombres y el dolor, con el único objetivo de recordar sobre blancos escenarios, esa brecha sentenciosa que se halla entre la verdad de nuestra sociedad y la dilatación del egoísmo.

Soldados que no son de plomo pero que igual se funden por acciones ajenas, piezas vivas de juguete en manos que ordenan, condena y mutilan a su antojo; la vida que no es sueño y los hombres que siguen pensando que la guerra debe estar más allá de los anaqueles de colección.

                                                                                                                Por . Rodolfo Alarcón

Estudios:

  • Artes Visuales con Énfasis en Expresión Audiovisual, Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá 1998 - 2003.
  • Maestria Arquitectura Efímera, Eventos y Conceptos Escénicos, Universidad Politécnica de Cataluña, Barcelona 2006.

Links

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nueva idea
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Contacto

charliegasu@yahoo.com

 

 

 

Exposiciones individuales:

“DOS”,  Sala de exposiciones Convenio Andres Bello, Bogotá,  Noviembre 2008.

“Paredón de Fusilamiento”, Centro Cultural de la Universidad de Salamanca, Bogotá, Junio 2007.

Mutilación”, Fhara Galería, diciembre 2005.

“Nn”, Fhara Galería, julio 2004.

 “Sustracción”, Galería Atena, junio 2003.

 

Exposiciones colectivas:

Salón de Arte Joven, colsanitas embajada de España, Galería la Cometa, Bogotá junio 2010.

“Ideogramas”, The Warehouse-art gallery,  Bogotá, Abril 2010.

Pequeño formato, Museo el castillo, Medellín, Abril 2010.

¨PRINTEMPS LATIN CONTEMPORARY ART¨, Roquebrune Village, Francia 2010.

 

La Memoria  Decapitada. Claustro de San Agustín, Bogotá, Noviembre 2009.

ARTBO (feria internacional de arte de Bogotá), Corferias, Bogotá, octubre 2009.

V Salón de Arte Joven Club el Nogal. Galería Club El Nogal, Bogotá, Octubre 2009.

II Salón de Arte Joven ColSanitas (finalista),  Galería la Cometa, Bogotá, Abril 2009.

ARTBO (feria internacional de arte de Bogotá), Corferias, Bogotá, octubre 2008.

Cuestión de Corazón, Galería el Museo,  Bogotá,  septiembre 2008.

II Salón de egresados de la carrera de artes visuales, Centro cultural Garcia Marquez, Bogotá,  junio 2008.

Arte Américas, Convetion center, Miami, marzo 2008.

IV Salón Premio Fernando Botero”, Bogotá,  abril 2008.

III Salón de Arte Joven Club el Nogal, Bogotá,  agosto 2007.

III Salón Premio Fernando Botero”, Bogotá,  abril 2007.

Finalista II Salón de Pintura Joven, Club el Nogal, Bogotá, septiembre 2006.

Exposición Colectiva, “Col.Lective” Julia Karp Gallery, Barcelona, agosto 2006.

Vll Concurso y exposición de pintura “Al passeig de Sant Joan”, Barcelona, agosto 2006.

 “A Mantra For a Peacer”, Wang Center, Stony Brook, Nueva York, marzo 2006.

 “Arte Joven”, Museo de Arte Moderno de Bogotá (MAMBO), Bogotá, noviembre 2005.

Primer Salón de Pintura, Universidad Politécnica de Valencia, España 2005.

Bienal Agustina, Galería Carrión Vivar, agosto 2004.

 “Vacas Sagradas (Disecciones)”, Galería Casa Cuadrada, julio 2004.

 “Tesis”, Museo de Arte Contemporáneo (MAC), Bogotá, mayo 2004.

7 Dibujos Instalados” Museo de Arte Moderno de Bogotá (MAMBO), marzo, 2003

“Pentimentos”, Sala alterna Galería Santa Fe,  con el colectivo “Ruinas Faber”, Bogotá, agosto 2003.

Primer Salón de Arte Bidimensional, Fundación Gilberto Alzate Avendaño, octubre 2003.

8ª Bienal de la Habana, “Acción 30 días; Departamento de Intervenciones Públicas” con el grupo Bogotá Ltda. Noviembre - diciembre 2003.

 

 “Arborizarte” en representación de la Pontificia Universidad Javeriana, noviembre 2001.

 “I Salón Javeriano de Artes Visuales”, Museo de Arte Contemporáneo (MAC), septiembre 2001.

Premio Philips de Arte”,  Bogotá, 2001.

Primera Exposición “Arte en Conserva”,  Bogotá, 2001.

Expositor invitado Segundo Salón Estudiantes de Artes Universidad de los Andes, 2001.

Participante Muestra de Dibujo Pontificia Universidad Javeriana, 1999 - 2000.

 

Premios y reconocimientos:

Primer Premio Convocatoria de Artes Plásticas y Visuales del Instituto Distrital Cultura y Turismo (IDCT), sala alterna galería Santa Fe, con el colectivo “Ruinas Faber”, agosto 2003.

 

Participación en festivales y eventos especiales:

Invitado Muestra de Video en el “Festival de Cine de la Habana”, Cuba 2001.

Participante Festival de Cine “Toma Cinco”, Bogotá 2001.

Expositor por Colombia en el XXVII Congreso International Board on Books for Young People Ibby, (Ilustradores de Libros Infantiles), Cartagena, septiembre 2000.

 

DE LA SERIE “ANGUSTIAS” Y  “UN DÍA DE CAMPO”

Ya desgastadas las retinas de tanta violencia, el olvido colectivo se cierne en nuestra sociedad como la práctica más útil y cómoda; la costumbre es una buena situación para salvar el pellejo propio y aislarnos en la globalidad, ignorando lo que nos pasa entre las tripas o afuera de nuestra casa.

La propuesta de Carlos Alarcón abre un pasadizo profundo hacia esa realidad desconectada, cuestionándonos por el papel que cumplimos al ponernos cualquier clase de uniforme o de careta, de la angustia que esto produce pero que callamos conformes…

Desde una dinámica estética pregunta por la manera de romper esa burbuja de albedrío que nos ha sido designada por otras fuerzas, en donde nos ponemos una máscara de gas para salir a respirar al campo, en donde no queremos tocar la verdad porque esto nos hace sentir realmente humanos. Su obra sintetiza una voz de alerta social, que ha expresado continuamente desde lo abstracto a lo real, desde el color hasta la carencia del mismo, desde el soldado de juguete hasta el hombre de verdad, enfatizando con su sensibilidad el deseo por compartir estos valores completamente olvidados.

                                                                                                                 Por: Rodolfo Alarcón
CADALSO              

El escenario propuesto, trabaja con una dosis de contexto que inherentemente toca la vida de todos en este país; el cadalso es un lugar donde hay una conexión entre el sacrificio, la violencia, el ritual, la venganza, la víctima, el victimario, la espera de un suceso y el por qué de este.

Esta escena está representado un momento que define la violencia como elemento fundador de lo sagrado, el momento donde se espera que el verdugo asuma el rol de dios, quitando la vida, y ejerciendo la violencia “esencial” de la venganza interminable, convirtiendo el sacrificio en un ritual catalizador que justifica el hecho de la muerte.

La imagen nos pone como testigos de una espera donde el espacio y el tiempo son efímeros e infinitos, el blanco como un espacio inexistente,  convierte,  al arma invisible y la espera de unos soldados sin bando en símbolos, donde la próxima ejecución de unas victimas designadas, cubre con un mismo rostro el momento legendario de pacificación o de justicia donde la muerte sólo procura una falsa paz.

La desolación del momento y la ausencia de color en las víctimas, hace que se  refleje la perdida de un todo,  la espera de lo desconocido, y se vislumbre la vida y la muerte en un solo instante;  la evasión a que un echo violento actué como tal, hace que la violencia se convierta en un acto reciproco que siempre se retroalimentará  a través de un proceso de venganza infinita.
Por: Carlos Alarcón

 
n N    
Exposición Individual,  Carlos Alarcón
 julio 2004 
...Dualidad, la única forma que yo conozco para estar vivo, mi yo y el yo que los otros ven....   el día y la noche, lo positivo y lo negativo, la dicotomía de cuerpo y alma, la soledad y el ángel de la guarda que no me desampara...  así es todo, nada viene solo, la presencia necesita de la ausencia para poder existir, la negación de la afirmación, el principio del fin...

 

¿Cómo vivir ante la negación de una parte nuestra?  Mutilación de la vida,  juego de la realidad, retinas acostumbradas a la lúdica escabrosa de la desaparición en el país del Sagrado Corazón. Carlos Edmundo Alarcón, a partir de tres colores desplaza toda posibilidad camuflada y al hecho de la “no presencia”;  sus soldados pueden venir del anaquel de los muñecos pero sin la inflexibilidad del plomo, encontrando un sentido plástico que pregunta por el nombre, por la identidad, por la humanidad, por el derecho a ser persona y no ficha con número de serie.  Sus personajes presuponen que la guerra vivida es una guerra que ya debería ser de juguete, que no debería existir.  Anteriormente en su propuesta plástica, recortaba un trozo de imagen de este país en donde el número ha pasado por encima de los nombres,  así, cada casaca roja con líneas blancas cruzadas, era el atuendo de algún soldado real que no estaba en casa, posiblemente del que no se sabía si estaba vivo.   Hans Christian Andersen entregó al mundo a un soldado de plomo que a pesar de su inmolación en el fuego se fundía para transformarse en un corazón, un juguete que a pesar de ser juguete tenía alma, así como todos  los que no somos soldados también la tenemos.    

Los personajes  de  “n N”  ya no son los desaparecidos de los que miles de familias demandan pruebas de supervivencia, sus caras programadas con la incógnita persisten ante la idea de no tener filiación, de no ser elementos de una defensa violenta en donde más personas que no tienen casaca desaparecen en masa.      La simbología entonces, acude a la pregunta por este absurdo juego en el que el reconocimiento de las personas  viene a partir de un atuendo, porque sin él, no existe identidad.  El ejercicio propuesto para esta muestra vislumbra  la necesidad que tiene el  “yo”  de un reconocimiento individual, sin uniformes o con ellos, porque no hay tablero y sin embargo todos estamos incluidos allí, porque a pesar del bando vivimos cobijados bajo el mismo cielo.

Posiblemente sea el absurdo de una situación que no tiene forma la que da forma a esta concepción estética, el irrelevante papel de los que estamos en el medio sin poder hacer nada y de los que están en los extremos, luchando por no perder lo poco que la violencia y la crueldad pueden quitar sin esfuerzo: el nombre.

                                                                                                                   Por: Rodolfo Alarcón

 

LOS SOLDADOS Y SUS CASACAS ROJAS.

Partir de la cotidianidad armada, de los raídos discursos de una guerra de discrepancias ideológicas para acercarse a la creación de  un objeto plástico que, además de forma, pone de manifiesto el sin sentido de la lucha colombiana. 

Mi obra funciona como  punto focal de contrastes, en donde el absurdo de una sociedad mitificada en el uso de la fuerza se yuxtapone al anaquel infantil de los juguetes, desdibujando el discurso posmoderno  de seguridad y supervivencia, ya que los directos protagonistas del conflicto para mi, deberían formar parte de un batallón de  soldaditos de plomo a cambio de un batallón de contendores reales y armados.

Obviamente no se trata de una salida fácil a nivel artístico para dejar por fuera los correspondientes problemas que aquejan al entorno, se trata simplemente de llevar a otro plano este momento, sin entrar a contaminar con más justificaciones el actual episodio: volver un juego de niños la obsoleta idea que mantienen los mayores.   Afortunadamente la licencia de cada autor nunca termina por enmarcar al espectador en determinada línea de pensamiento, todo el mundo tiene la posibilidad de tomar el resultado como le apetezca, ya sea por el lado de la lúdica de la obra o por la  necesidad de cuestionamiento que cada cual le puede hacer a la realidad.  Muerte, batallas, nombres, lugares comunes de la articulación de un trabajo que parte de la materialidad, para entrar al terreno de una lúdica obligada, remplazando el anonimato que muchos de los actores inmersos en el conflicto por desgracia tienen cuando su único reconocimiento yace en la oscura marginalidad de las cifras.    

Mártires vestidos de juguetes con casacas rojas y bandas cruzadas hacen parte del gran pelotón imaginario, la paleta con sus colores fuertes se centra entonces en la confrontación cromática, generando un sitio para la inmersión en un universo de imágenes ingenuas.     Un mundo de grandes en un mundo de niños, la mezcla de los dos en un sincretismo de lugar y tiempo, porque la guerra visualizada nunca será una guerra de juguetes, porque tampoco los juguetes deberían acudir a las atrocidades de la violencia para generar desde allí la lúdica de quienes empiezan a vivir.   

                                                                                                            Carlos Edmundo Alarcón

 

EN EL PELOTÓN DE FUSILAMIENTO

En un libro sobre el juego, Eugene Kink escribe un aparte sobre la manera como éste se muestra en un mundo paralelo al de la “realidad”, pero sin todo el peso que el cotidiano conlleva. Por ello, el juego permite a veces encontrar, de manera más contundente, verdades sobre la vida o la muerte, o mentiras sobre interdictos y pecados que se muestran a diario de distintas maneras.

Carlos Alarcón parte de una premisa similar para desarrollar una investigación cuyo primer resultado es el que plantea en esta exposición. Observa detenidamente un juego de niños en el que unos mueren, mientras otros resultan secuestrados, mientras otros piden rescates o mientras otros buscan un plan de liberación. En esa levedad que plantea el juego de niños se van encontrando verdades sobre nuestra realidad nacional. Es a partir de ese punto que veremos cómo, sin desatender su trabajo anterior, se unen problemáticas que cruzan: la muerte y los soldaditos de plomo, la desaparición y la memoria, o la violencia y el espectáculo. Todos ellos con una riqueza técnica y una factura que dejan entrever tiempo, ausencias, similitudes lejanas, angustias sobre aquello que nos rodea y que no hemos sabido darle nombre... o acaso ¿cómo decir que lo que vivimos no es un juego a pesar de que lo absurdo podría hacer ver esta realidad como tal?

Carlos Alarcón entendió que el problema complejo que vive nuestro país a diario, no es definible en un par de situaciones; sin embargo, las que estamos viendo, son un claro ejemplo del compromiso y la seriedad con que está trabajando una problemática de por sí exigente.

 

                                                                                                          Por : Andrés Gaitán Tovar.